sábado, 12 de noviembre de 2011

El Palacio Azul (noviembre de 2011)

Esta fue nuestra última expedición, y no tengo duda de que ha sido también una de nuestras mejores experiencias. Esta maravillosa mansión nos abrió sus puertas y nos mostró la belleza y el esplendor que aun retienen sus sufridas paredes, delicadamente pintadas en toda su planta baja. Nos deleitamos a lo largo de sus tres pisos unidos por la hermosa escalera que podeis ver en las fotos, pasando puerta tras puerta de sus interminables pasillos. Me habría encantado verla en sus momentos de esplendor y me recreé imaginando escenas del pasado, risas, pasos y demás sonidos de las vidas familiares que una vez poblaron su interior.














jueves, 10 de noviembre de 2011

Tétrica cementera

En un lugar recóndito se esconde esta cementera oxidada que visitamos un día gris y ventoso, entre sus escombros solo quedan ratas y restos de obras, pero la mezcla entre los silbidos del aire colándose entre los hierros y los ratos de aplastante silencio, eran muy inspiradores para sacar partido a su imagen deteriorada....





jueves, 22 de septiembre de 2011

La Casa de la Vieja Dama (abril de 2011)

La casa está bastante maltrecha, aunque por fuera no lo aparenta pues su techo está intacto y otros detalles interiores muestran que hasta cierto punto, se mantuvo perfectamente habitable hasta no hace mucho, imagino que ha sido el paso de los saqueadores de metal los que la han dejado así, ya que faltan barandillas y cables electricos. Por lo demás, toda la escalera y las tres plantas de la casa siguen lujosamente enmoquetadas, y cada dormitorio con su baño. La planta baja aguanta a duras penas el viejo papel de pared y los ornamentos de yeso que decoran las puertas.Aun así, esta preciosa mansión sigue luciendose con orgullo en su lenta decadencia, y aun en ella se respira la presencia de su antigua dueña.




 










A la deriva.......... (mayo de 2011)



Si mas no curioso fue este hallazgo con el que nos cruzamos..





Hallazgos en Brooklin (marzo de 2011)

Durante mi estancia en Nueva York no pude evitar estar al acecho de descubrimientos abandonisticos, y a pesar que lo mejor lo vi desde el tren cuando cruzamos Newark (kilometros de abandonos industriales, casas, etc) sabía que era una zona peligrosa y muy apartada del centro y la ciudad misma, y no me quise arriesgar a acercarme sobretodo después de haber leído experiencias en esta zona de manos de exploradores profesionales.

La grata sorpresa me la llevé curioseando por el barrio de Brooklin que nos regaló preciosas vistas de la zona de almacenes y fábricas que bordea el rio, y de una gran manzana de viejas casonas de madera engullidas por la naturaleza. Ningún sitio de los que vi tenia posible acceso ya que todo está vallado, protejido y con alambres de espino, aparte de que no voy a hacer un allanamiento de morada en un país desconocido. Las fotos están sacadas a través de la verja.